Aprender a escribir es fundamental, pero
antes de poder hacerlo es necesario que el peque esté preparado. Para
ello, ha de aprender a dominar y controlar su cuerpo, sus movimientos, tener
destreza manual y ser capaz de desplazar la mano y hacer trazos en el
sentido deseado. Te explicamos qué es la grafomotricidad y por
qué es tan importante.
Grafomotricidad
La base de la grafomotricidad es
la pscicomotricidad fina. Es decir: la capacidad de mover con
destreza y coordinación las manos y los dedos. La grafomotricidad también es el
paso previo a la escritura: los peques se preparan para la lectoescritura
mediante una fase previa de garabatos y dibujos que sientan toda la base para
la etapa en la que tenga que comenzar a manejar los útiles necesarios para escribir.
Este entrenamiento también les sirve para desarrollar el reconocimientos
de formas, también necesario para la lectura.
¿Qué es la
grafomotricidad?
La grafomotricidad es la
base de la que se parte para enseñar a un niño a escribir, es un
movimiento gráfico que realizamos con la mano al garabatear, dibujar o
escribir. Se trata de aprender a realizar unos movimientos con la mano para
plasmar un grafismo en un trazo en un papel. De esta manera los peques
adquieren coordinación ojo-mano.
¿Para qué
sirve?
El objetivo de la grafomotricidad es que el
niño aprenda las habilidades básicas necesarias para expresarse por medio de la
representación gráfica, mediante ejercicios que permitan el mayor dominio del
antebrazo, la muñeca, la mano y, sobre todo, los deditos.
¿Por qué es
tan importante?
El inicio de la lectoescritura se
realiza en la etapa de Educación Infantil, que comienza a los 3 años. En
esta etapa se realiza un primer contacto con la escritura que no implica
necesariamente que al final del proceso el peque sepa leer y escribir, pero sí
será capaz de realizar trazos, se habrá familiarizado con los lápices, ceras o
lapiceros y habrá adquirido destreza con las manos. También será capaz de
dibujar y reconocer algunas letras e incluso alguna palabra como su nombre.
Sin embargo, antes de este momento los niños
son capaces de realizar sus primeros trazos y garabatos. De hecho, a partir de
los 18 meses los peques comienzan a desarrollar y practicar habilidades
que también forman parte de la grafomotricidad.
Las etapas
del grafismo de 0 a 6 años
El aprendizaje comienza por el trazo libre,
la comprensión del espacio y el manejo de útiles. Después, poco a poco, se van
desarrollando y perfeccionan los movimientos de los deditos y la mano. También
se va aprendiendo el desplazamiento de izquierda-derecha y de
arriba-abajo.
A los 18 meses, el niño comienza a expresarse gráficamente
realizando los primeros garabatos. Éstos son trazos al azar sin orden que
muestran su fascinación por los colores y las formas. Ya son capaces de
coger un utensilios para dibujar (lápices, pinturas, ceras, etc…) Sus
movimientos son rápidos, impulsivos y sin control. Mueven todo el brazo al
dibujar y no tienen apenas coordinación entre el ojo y la mano.
A los 20 meses, comienzan a manejar la flexión y el
movimiento del codo y aparecen los primeros garabatos de vaivén que,
más adelante, se convierten en garabatos circulares.
A los dos años y medio, aumenta el control de la muñeca y la
sujeción de pinza con los dedos. El peque ya puede realizar trazos más
cuidados. También sigue ya los movimientos de la mano con la mirada, aunque el
acto motor es todavía independiente del ojo como una especie de gesto
por el placer del movimiento.
A los tres años, aparece la coordinación entre el ojo y la
mano. Además entra en juego la percepción. El niño ya observa lo que
dibuja y trata de controlar el movimiento de la mano. Aumenta el interés por la
representación gráfica de cosas y disminuye la velocidad de sus trazados
para tener mayor control y perfeccionar sus representaciones. Sus movimientos
ya no son impulsivos, ni rápidos y sin control. También empieza a no salirse
del papel, respetando los limites del espacio para dibujar. Comienza la
combinación de colores y pone nombre el dibujo. Esto último es muy
significativo ya que quiere decir que el dibujo comienza a tomar significado
para él, que representa algo o pretende expresar algo mediante él. Al principio
no hay mucha relación entre el dibujo, los colores y el objeto dibujado.
A los cuatro años, comienza la fase preesquemática. El niño
piensa lo que quiere representar antes de dibujarlo. Comienza a elaborar
esquemas. Generalmente lo primero que consiguen representar es la figura
humana, aunque le dan mucha más importancia a la cabeza y sus figuras
están descompensadas. A medida que las áreas cognitiva, afectiva y social se
desarrollan, sus dibujos van teniendo cada vez más detalles y se vuelven
más realistas y menos abstractos.
Hasta los seis años, los peques han perfeccionado su
técnica pictórica aunque el tamaño de los dibujos no es del todo real sino que
se relaciona con la importancia que éstos tienen para el peque. Los
colores también son elegidos de forma emocional.
Juegos para
adquirir destreza en manos y dedos y desarrollar la coordinación
ojo-mano
Los elementos básicos que intervienen en el
desarrollo de la expresión gráfica son las manos, los dedos y la correcta
coordinación entre el ojo y la mano. Existen toda una serie de prácticas
sencillas para potenciar este desarrollo que podemos enseñar a los peques
jugando con ellos.
Ejercicios para desarrollar la destreza de
las manos:
- Tocar palmas, primero libremente, después
siguiendo un ritmo.
- Llevar uno o más objetos en equilibrio en la
palma de la mano, primero en una mano, después en las dos.
- Hacer circuitos de dibujo libre con el
dedo sobre la arena y/o sobre el agua.
- Realizar gestos con las manos acompañando
canciones infantiles.
- Girar las manos, primero con los puños
cerrados, después con los dedos extendidos.
- Mover las dos manos simultáneamente en varias
direcciones (hacia arriba, hacia abajo, movimiento circular, etc.)
- Imitar con las manos movimientos de animales
(león moviendo las garras, pájaro volando, etc.) o de objetos (aspas del
molino, hélices de helicóptero…)
- Abrir una mano mientras se cierra la otra,
primero despacio, luego más rápido.
Ejercicios para desarrollar la destreza en
los dedos:
- Abrir y cerrar los dedos de la mano, primero
simultáneamente y luego alternándolas. Después iremos aumentando poco a poco la
velocidad.
- Juntar y separar los dedos, primero
libremente, luego siguiendo órdenes.
- Unir cada dedo con el pulgar de la mano
correspondiente, aumentando la velocidad.
- Tocar el tambor sobre la mesa o “teclear”
con los dedos sobre ella, aumentando la velocidad.
- Con la mano cerrada, sacar los dedos uno
detrás de otro, empezando por el meñique. Luego irlos guardando también de uno
en uno.
- Con las dos manos sobre la mesa levantar los
dedos uno detrás de otro, empezando por los meñiques.
Ejercicios para desarrollar la coordinación
ojo-mano:
- Lanzar objetos, tanto con una como con otra
mano, intentando dar en el blanco (caja, papelera, latas, bolos, diana, etc.)
- Enroscar y desenroscar tapas, botes,
tuercas…
- Ensartar un cordón en bolas perforadas.
- Abrochar y desabrochar botones.
- Atar y desatar lazos.
- Encajar y desencajar objetos.
- Manipular objetos pequeños (lentejas,
botones…).
- Modelar con plastilina.
- Pasar las hojas de un libro.
- Barajar, repartir cartas…
- Picado con punzón, perforado de dibujos,
etc.
- Rasgar y recortar con los dedos.
- Doblar papel y rasgar por la dobles.
- Recortar con tijeras
Ejercicios de grafomotricidad
Para aprender a
escribir no sólo hay que practicar la escritura. Actividades como dibujar, pintar, recortar, hacer
pasatiempos como los laberintos o unir los puntos, ayudarán al niño a
desarrollar la psicomotricidad fina.
Hay muchos ejercicios de grafomotricidad que
podemos hacer en casa con el peque para ayudarle a estimular su psicomotricidad
fina. Además, por lo general, los peques suelen entretenerse mucho
realizándolos y adquieren una gran concentración con su práctica.
Lo primero que
debemos hacer es preparar un ambiente relajado y tranquilo, con la televisión
apagada. La música puede estimularles: rápida para hacer trazos, cortos y
suave para largos y ondulantes.
Antes de
trabajar con un lápiz y un papel, es bueno que el niño comience a dibujar con
el dedo con harina, arena, pintura de dedos, etc.
Después podemos
empezar a enseñar al niño cómo se cogen correctamente las ceras de
colores, cómo se sostienen entre los dedos y cómo se deslizan sobre
el papel.
Para ganar
destreza manual, podemos trabajar con el peque los trazos verticales,
horizontales, oblicuos, circulares, en zig-zag, etc. En casa podemos realizar
plantillas con puntitos muy juntos primero, para que el peque siga su
trazo. Después podemos complicarlas distanciando los puntos que el
niño debe unir.
No presionar al
niño es fundamental, el proceso de la escritura abarca 3 ó 4 años y cada niño
tiene su propio ritmo.
DESCARGUE AQUÍ