Materiales Educativos para Educación Inicial - Pre escolar
El
conocimiento matemático es una herramienta básica para la comprensión y manejo
de la realidad en que vivimos.
Su aprendizaje, además de durar toda la vida, debe comenzar lo antes posible para que el niño se familiarice con su lenguaje, su manera de razonar y de deducir.
Desde la clase debemos ir evolucionando a través de distintos medios, buscar planteos de preguntas, otros enfoques imaginativos y permitir el desarrollo de ideas.
Es necesario, por lo tanto, que apliquemos la matemática a la vida cotidiana, así el aprenderla se hace más dinámico, interesante, comprensible, y lo más importante, útil.
En
la etapa de la Ed. Inicial, el conocimiento se construye de manera global, y
ésta disciplina no es una excepción. Cualquier situación puede aprovecharse
para el desarrollo de los conceptos matemáticos.
Para
progresar en los aprendizajes numéricos los niños tienen que enfrentar
situaciones que comprometan cantidades sin necesidad de iniciar el proceso
exclusivamente con actividades "prenuméricas". La función de estas
actividades en la construcción del número, está lejos de ser evidente, en la
medida que la actividad de los niños queda muy acoplada al contexto en que se
ejerce y que las capacidades de transferencia son muy reducidas.
Estas
actividades pueden ser interesantes para el trabajo sobre el pensamiento lógico
de los chicos, pero no deben ser pensadas como prerrequisito o sustituto de los
problemas numéricos. Es necesario que los niños estén en contacto con los
números, con situaciones en dónde se jueguen cantidades.
La motricidad gruesa forma parte de la psicomotricidad infantil, que se refiere al desarrollo de habilidades motoras que implican varios movimientos de los músculos del cuerpo y la agilidad con la que se realizan los mismos. Estos movimientos considerados globales y amplios del cuerpo se catalogan como motricidad gruesa y están directamente relacionados con la capacidad de mantener el equilibrio y realizar cambios de posición del cuerpo con destreza.
En
la infancia se comienza a desarrollar la motricidad gruesa desde el momento en
el que se nace y empieza la relación con el mundo. Entrenar los músculos para
obtener movimientos concretos requiere tiempo y entrenamiento constante para
alcanzar ciertos estándares. Generalmente, los niños y las niñas en los
primeros tres años de vida, logran realizar grandes movimientos del desarrollo
motor grueso como ponerse de pie, saltar, caminar o sentarse. Con los años van
perfeccionando estas habilidades que les permiten realizar acciones más
complejas como lanzar objetos con puntería, montar bicicleta o realizar algún
tipo de deporte.
Todas
estas habilidades requieren cierto grado de desarrollo motor y promover su
mejoramiento y formación, ayuda a que puedan participar con mayor agilidad y
facilidad tanto en actividades cotidianas en los hogares, así como en espacios
recreativos en la escuela. Normalmente se espera a que, en cierta edad, la
infancia pueda cumplir unos objetivos de motricidad, si no se alcanzan puede
convertirse en un desafío que, de una u otra manera, puede afectar su desempeño
escolar y en algunos casos a su autoestima y vida social.
Si
tiene dudas sobre el nivel de actividad de las habilidades motoras de su niño o
niña, es recomendable asesorarse por si se trata de algún trastorno del
desarrollo de la coordinación o principios de dispraxia. Si es el caso, es
probable que requiera de apoyo mediante terapia física o terapia
ocupacional. A continuación, te
enseñamos lo que debes saber sobre la motricidad gruesa.
¿Qué
es la motricidad gruesa?
La
motricidad gruesa son todas aquellas acciones que podemos realizar gracias a
nuestra capacidad de coordinar el sistema nervioso central y su función sobre
la contracción muscular de nuestro cuerpo. Estas habilidades son
perfeccionables y se pueden mejorar con práctica o mediante la experiencia.
Las
habilidades que se desarrollan a partir de la motricidad gruesa permiten
realizar movimientos amplios de manera coordinada y la ejecución de capacidades
condicionales como la fuerza, la resistencia, la velocidad y la flexibilidad
que demuestran la destreza en la discriminación de movimientos que tiene cada
persona. Empieza a desarrollarse desde que somos bebés en al interactuar con la
realidad material.
Podemos
decir entonces que la motricidad gruesa es la capacidad adquirida para ejecutar
movimientos con varios grupos musculares, permitiendo realizar acciones como
correr, saltar, dar volteretas, levantarse, trasladar o atrapar objetos.
También en la bipedestación estática o habilidad para mantenerse en pie con
equilibrio, en la sedestación (mantenerse sentado de forma autónoma) y en el
control de los movimientos de la cabeza, entre otros muchos más.
La
motricidad gruesa obedece a dos principios fundamentales psicofisiológicos:
Céfalo-caudal:
se refiere a los movimientos que sigue el eje longitudinal del cuerpo desde la
cabeza hasta el coxis.
Próximo-distal: son las respuestas motrices realizadas desde el eje central del cuerpo hacia las extremidades.
Método
de Lectoescritura en 20 días
El Método de los 20 días, también conocido como “Vacachadafa”, es un método implementado por los docentes principalmente con niños que han avanzado de grados escolares y que no han logrado el proceso de lectoescritura en un 100%.
Vacachadafa se ha convertido en un método popular porque promete que los niños aprenderán a leer en tan sólo 20 días y sin gastar dinero en espectaculares materiales didácticos.
Instrucciones
del Método Vacachadafa
El Método de los 20 días es sintético porque parte de lo básico y lleva al niño progresivamente a lo más complejo. Es una variante del método silábico porque se requiere que los niños se aprendan las sílabas en lugar de aprenderse letra por letra. Uno de los requisitos básicos para comenzar con este método es que los niños conozcan la grafía y el fonema de las vocales para que tenga más facilidad de aprenderse las diferentes sílabas.
¿Cómo se enseña a leer y escribir con el método de los 20 días?
A continuación te brindamos los pasos a seguir:
Se
comienza a trabajar con la plantilla de la vocal “a” y se lee de la siguiente
manera: ba, ba, ba, barquito; ca, ca, ca, casita; da, da, da, dadito y así
sucesivamente hasta el último dibujo de la plantilla didáctica.
Es
recomendable trabajar con la plantilla varias veces al día para que el pequeño
las memorice.
Es
importante que el niño señale con su dedo índice la sílaba que está leyendo y
le de 3 toques mientras le da lectura, es decir, al mismo tiempo que señala en
la plantilla repite ta, ta, ta.
Cada plantilla se trabaja por 4 días y al final de cada una se pueden formar palabras de manera oral con las sílabas de la planilla, se pueden escribir o dictar y puedes utilizar el cuadernillo para descargar e imprimir.
Nota:
No se conoce al autor del método pero se ha vuelto muy popular y efectivo para
muchos profesores. Se desconoce el motivo por el cual es necesario pronunciar
la palabra en diminutivo pero lo más lógico es que puede ser más significativo
para los niños.