El
conocimiento matemático es una herramienta básica para la comprensión y manejo
de la realidad en que vivimos.
Su aprendizaje, además de durar toda la vida, debe comenzar lo antes posible para que el niño se familiarice con su lenguaje, su manera de razonar y de deducir.
Desde la clase debemos ir evolucionando a través de distintos medios, buscar planteos de preguntas, otros enfoques imaginativos y permitir el desarrollo de ideas.
Es necesario, por lo tanto, que apliquemos la matemática a la vida cotidiana, así el aprenderla se hace más dinámico, interesante, comprensible, y lo más importante, útil.
En
la etapa de la Ed. Inicial, el conocimiento se construye de manera global, y
ésta disciplina no es una excepción. Cualquier situación puede aprovecharse
para el desarrollo de los conceptos matemáticos.
Para
progresar en los aprendizajes numéricos los niños tienen que enfrentar
situaciones que comprometan cantidades sin necesidad de iniciar el proceso
exclusivamente con actividades "prenuméricas". La función de estas
actividades en la construcción del número, está lejos de ser evidente, en la
medida que la actividad de los niños queda muy acoplada al contexto en que se
ejerce y que las capacidades de transferencia son muy reducidas.
Estas
actividades pueden ser interesantes para el trabajo sobre el pensamiento lógico
de los chicos, pero no deben ser pensadas como prerrequisito o sustituto de los
problemas numéricos. Es necesario que los niños estén en contacto con los
números, con situaciones en dónde se jueguen cantidades.
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